MI EXPERIENCIA EN PEPE ANCA - BARRANQUILLA
- Luis Felipe Buitrago
- 12 ago 2015
- 4 Min. de lectura

Viernes en la noche, tiempo de pasar en familia después de una dura jornada laboral de toda la semana. Es momento de compartir con nuestro hijo y de pasar con el un rato que todos disfrutemos. Salimos a comer a Pepe Anca. A mi hijo le encantan las carnes y qué mejor lugar para ir que este, caracterizado desde hace 22 años por su excelente atención y su deliciosa comida.
Llegamos casi a las nueve de la noche. El parqueadero se veía lleno (hay varios restaurantes en esa zona y eso dificulta el parqueo) pero pudimos ubicar un lugar para estacionar rápidamente. Entramos y enseguida se siente ese ambiente agradable a media luz, con buena temperatura, algunas mesas disponibles (el lugar es bastante amplio y tiene salones que pueden ser privados) y un grupo de meseros amables que nos ayudaron a ubicarnos de inmediato en unas sillas muy cómodas y mesas amplias.
Una vez nos sentamos llegó Luis, el mesero que estaría a cargo de nosotros durante nuestra comida, y nos ofreció bebidas para escoger desde jugos naturales hasta vinos pasando por toda la selección de tragos y cocteles habituales. Escogimos limonada cerezada, de coco y jugo de fresa. No demoraron casi nada en llegar y en ellos se aprecia la exquisitez de su preparación con sabores bien definidos pero no fuertes, dando espacio para que cada ingrediente de la bebida fuera protagonista en el paladar.
Llegó el momento de la carta la cual solicité a Luis, quien apareció casi de inmediato con una original presentación de la misma: El Diario de la Parrilla. En este periódico encontramos en la primera plana la historia del restaurante ambientado con fotografías. Al abrirlo damos paso a toda la imaginación culinaria que deseamos encontrar en un sitio de esta categoría. Comenzando por las entradas, las cuales van desde carpaccio de res, tiradito de mero hasta chorizo, morcilla y chinchullín. Nuestra selección fue el tiradito de mero que estaba delicioso. Lo presentan en una bandeja larga y angosta de color blanco en la cual resaltan las finas láminas de mero, el zumo de limón y el aceite de oliva dejando pasar la cebolla cortada en plumas lo cual acentúa el sabor del mero. Súper recomendado.
Para plato fuerte teníamos varias opciones: la carne, nacional e importada (Angus), pescados y mariscos, pollo y cerdo. Como característica, casi todo es a la parrilla. Entre el mero, el salmón, el robalo, los mariscos, la carne, el cerdo y el pollo tuvimos un largo rato tratando de tomar decisiones para ordenar la comida. En mi familia tenemos una costumbre cuando salimos a comer a la calle y es que todos pedimos platos distintos para poder compartir entre todos y probar varias cosas cada vez. Así que tuvimos que pedir ayuda a los expertos. Vino Dessy (Chef) a ofrecernos su ayuda para ordenar. Redujimos rápidamente las opciones al hablar de la corona de mariscos, un arroz al azafrán al vino blanco con gran variedad de mariscos y crustáceos. Ya teníamos uno, faltaban dos por decidir. Como les dije, mi hijo de 7 años adora la carne con sabor definido y textura entre suave y crocante, pidió una tapa de cuadril importada (acá conocida como punta gorda) y yo me decidí por el ojo de bife importado (lomo ancho). Como característica principal de estas carnes es que son sometidas a un proceso de maduración con una preparación secreta que garantiza el sabor único de sus carnes. Para los niños también está la opción del menú infantil. Pero si su hijo es de buen comer, dele la oportunidad de ingresar a la variedad gastronómica que Pepe Anca le ofrece, no se arrepentirá. Solo le recomiendo que pida algo diferente a lo suyo por si le toca sacrificarse y ayudarlo a terminar su plato.
La llegada de los platos a la mesa fue una explosión de aromas y colores que abrieron el apetito y enloquecieron los ojos. No sabía si mirar mi carne, la de mi hijo o el arroz de mi esposa (aunque si sabía que iba a comer de los tres platos). La corona de mariscos me impresionó totalmente. El tamaño de la porción (que era bastante grande) se quedó pequeño ante el tamaño de su sabor y la gran cantidad de mariscos que salían cada vez que el tenedor cumplía su cometido. Realmente buena y ampliamente recomendada. Las carnes las pedimos cortadas en lascas para facilitar el compartir y todos quedamos fascinados con el sabor de la tapa de cuadril. Excelente forma de preparar aquella punta gorda que conocemos. No se ve ni un solo gordito pero tiene todo el sabor que este deja y una suave textura que hacen una delicia en el paladar. Igual sucedió con el ojo de bife el cual me transportó de inmediato a Buenos Aires donde todos los días que estuve allá de paseo comí ese plato. Su textura es inigualable. Hay gente que dice que la carne argentina es tan suave que se puede cortar con el tenedor. Realmente es una exageración pero esa es la sensación que deja.
Destaquemos algo que normalmente pasa sin pena ni gloria en los restaurantes: los acompañamientos. Escogimos ensalada de verduras frescas, puré de papas y papas fritas. No sé si todos comparten nuestro gusto por las papas fritas doradas y crocantes, pero si es así pídanlas allá, así son. La ensalada buena y el puré también. De postre, un flan de caramelo que completó nuestra deliciosa cena en un restaurante de aspecto impecable.
Pudimos hacer lo que queríamos, compartir un rato agradable con nuestro hijo en un ambiente tranquilo, donde poder conversar y compartir nuestras experiencias de la semana entre todos. Lo recomiendo ampliamente. Vayan a la Cra 49C No 76 – 164 en Barranquilla y una sucursal en Cartagena. Si desea conocer un poco más antes de ir, visite su página web www.pepeanca.com o haga sus reservaciones para eventos.
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