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VIAJAR, VIVIRLO Y CONTARLO: Bogotá con niños.

  • Luis Felipe Buitrago
  • 8 ene 2016
  • 8 Min. de lectura


Cuando vamos a salir de viaje en familia son muchos los destinos a los que podemos ir, pero hay uno que es, definitivamente, un lugar que visitar. Bogotá es una gran ciudad cosmopolita que ofrece muchas alternativas de diversión. Tiene infinidad de restaurantes, bares, discotecas, en fin una gran vida nocturna. También está llena de museos y sitios históricos que visitar. Pero siempre hay algo para los más pequeños que no encontramos fácilmente en otras ciudades de Colombia, tiene parques de diversiones enormes. Y ese es el mejor destino para los niños.


Aprovechando una promoción en www.avianca.com compramos los tiquetes a muy buen precio con tres meses de anticipación para la temporada de vacaciones de octubre, la semana Uribe. Con todo y lo anticipado del viaje no logramos conseguir regreso sino para el jueves así que el viaje lo armamos de sábado a jueves.


Llegamos a Bogotá con un encantador clima que ofrecía sus 20°C con algunas nubes sobre el cielo azul que invitaban a pasear todo el día. Nos recibió el servicio de transporte contratado con anterioridad y nos llevó directo al hotel. Para esta ocasión decidimos escoger un hotel que nos quedara relativamente central a todo lo que íbamos a visitar por lo cual escogimos uno en el sector del Parque de la 93. A solo una cuadra se ubica este edificio de 8 pisos de una cadena chilena que nos acogió durante nuestra estadía.



Al llegar a la recepción hicimos el check-in y nos entregaron de inmediato nuestra habitación, tal y como la había solicitado en nuestra reserva. Subimos para dejar nuestras cosas y salir a almorzar. Caminamos alrededor del parque para analizar las diferentes alternativas de comida y nos decidimos por entrar a WOK, un restaurante de comida asiática que es muy bueno. Y tiene menú infantil asiático. Después de almorzar dimos una vuelta por el parque, los niños jugaron un rato y luego caminamos hasta el Centro Comercial Andino. El trayecto no es muy largo y vale la pena caminar por las calles secundarias. Se atraviesa el caño del Virrey y rápidamente se llega a la calle 85, la Zona T y al CC Andino. Allí subimos a la terraza de la plazoleta de comidas y nos tomamos un café con una torta de chocolate.



Después de recorrer el CC Andino caminamos de regreso al hotel, pero esta vez lo hicimos sobre la carrera 11. Se aprecia el movimiento vehicular de una gran ciudad en un sábado en la noche. Aprovechamos para ir a misa en una iglesia en el camino. Llegamos al hotel y nos tomamos un Pizco Sour, cortesía del hotel para sus huéspedes en el arribo y los niños tomaron limonada. Muy agradable el rato.


Al día siguiente, luego de un buen desayuno tipo bufet en el hotel, contratamos un conductor de taxis de servicio especial para que nos llevara al parque Jaime Duque a las afueras de la ciudad donde pasamos un día espectacular. Llegamos alrededor de las 10 am y comenzamos el recorrido por las atracciones familiares, continuamos por el zoológico y llegamos hasta los ponys donde hicimos un alto para almorzar. La comida muy buena, tienen dos alternativas, bufet o a la carta. Pedimos hamburguesas y una parrillada y la verdad es que todo estuvo muy bueno.



Después de almorzar seguimos el recorrido atravesando el resto del zoológico y volvimos al inicio pasando por varas atracciones interesantes como el Taj Majal, las réplicas de barcos de guerra colombianos donde está una del Almirante Badillo, y llegamos justo a tiempo para hacer el recorrido en monorriel por todo el parque.


Al finalizar, un paseo en bicicletas de agua por el lago y de regreso a Bogotá. El tráfico se hizo notar durante todo el camino. Demoramos casi el doble del tiempo de ida en el regreso. Afortunadamente nuestro conductor, José Joaquín Morales, fue una excelente compañía ya que nos iba hablando sobre todo lo que veíamos complementando el paseo con conocimiento sobre la ciudad y los lugares por donde pasamos.


Llegamos al hotel muertos de cansancio. Los niños cayeron a la cama King size de la habitación y no querían moverse de ella. Salí a buscar algo de comer para los niños y nos quedamos descansando en la habitación. Allí es cuando se aprecia la importancia de un buen colchón y mejores almohadas. Afortunadamente teníamos todo. Fue buena decisión tomar la cama King y no las dos dobles.



El lunes fuimos a Multiparques que queda en las afueras de la ciudad por la Autopista Norte. Un lugar excelente con grandes espacios y atracciones. Allí los niños se divirtieron en los karts, el minigolf, la granja, y el parque de juegos con grandes espacios verdes y juegos para todos los niños. Realmente un gran lugar que vale la pena visitar. Cabe destacar que hace frío porque está en las afueras de la ciudad y baja la brisa del cerro por lo que es conveniente llevar abrigo para los niños. Al caer la noche nos recogió José Joaquín y nos dirigimos al hotel. Nos aseamos y salimos a comer algo ligero. Escogimos Oma del Parque de la 93 donde nos ubicamos en la terraza y tomamos café y comimos. Regresamos al hotel donde, nuevamente, los niños cayeron del cansancio.


AL día siguiente no madrugamos, aprovechamos para dormir un poco más. Bajamos a desayunar casi a las 9 am cuando los niños ya casi que ladraban del hambre y nos deleitamos con todo lo que nos ofrecía el bufet. Todos los días variaban la comida pero siempre se mantenían los básicos. Comimos omelettes al gusto de cada quien, waffles, variedad de panes, café, chocolate o té, jugos de naranja, fresa, freijoa, piña y otros, frutas frescas cortadas, quesos y jamones, y cereales de todo tipo, incluso los light. La atención insuperable debido a que no es común ver niños pequeños en el hotel y así los míos se convirtieron en los VIP. Todos los días, apenas nos veían llegar nos ubicaban la silla del bebé y nos atendían con muy buen esmero.


Ese día salimos a caminar para aprovechar el clima. Caminamos hasta Unicentro donde nos tomamos un jugo y nos dedicamos a comprar algunas cosas para los niños. Tuvimos que comprar una chaqueta para el mayor ya que no aguantó el frío con la ropa que había llevado. Regresamos al hotel en taxi, dejamos las bolsas con las compras y salimos a almorzar como a las 3 pm. Fuimos a un lugar de hamburguesas con parque de juegos y allí pasamos buena parte de la tarde. Luego caminamos por la carrera 15 pasamos por el parque El Virrey y subimos por la calle 85 hasta llegar al CC Andino. Allí llevamos a los niños a los juegos electrónicos y regresamos al hotel caminando en el frio de la noche de Bogotá. Aterrizamos en Juan Valdez del Parque de La 93 para tomarnos un capuchino con croissants.


Al día siguiente, luego del habitual desayuno José Joaquín nos llevó al centro de la ciudad donde visitamos la Casa de Nariño, El Congreso de la República, el Palacio de Justicia, el Museo de La Moneda y el Museo Botero. Son lugares que vale la pena visitar por su contenido histórico y artístico. El Museo Botero cuenta con obras del maestro Botero de su colección privada y de otros artistas que a el le gustan y que tenía en su casa.


De allí pasamos a Monserrate a donde subimos en funicular. Toda una experiencia para los niños ya que se puede apreciar una hermosa panorámica de Bogotá a medida que se va subiendo. Al final el funicular se mete en la montaña por un túnel hasta llegar e la cima. Al salir hay que seguir subiendo, pero esta vez a pie. Llegamos a lo alto del cerro donde está la Iglesia que alberga un santuario que es sitio de peregrinaje obligado para mucha gente devota de la religión. Se celebran misas para lo cual es mejor consultar la página web y saber los horarios de estas. Mientras se sube se va apreciando el cerro en toda su imponencia natural con el verdor de las montañas. El sendero es empedrado aunque cuenta con una franja de cemento liso para las personas en sillas de ruedas o niños en coche. Subir el coche es pesado ya que la subida es bastante inclinada y la altura hace que falte el oxígeno. Recorrimos el santuario y fuimos al mirador que ofrece una vista espectacular de Bogotá, vista desde los 3120 metros de altura del cerro de Monserrate.


Bajamos nuevamente en el funicular y José nos llevó de regreso al hotel para almorzar. Ya eran cerca de las 4 pm cuando llegamos al Parque de la 93 y fuimos a un restaurante de carnes que me había recomendado mi amigo José Antonio B. llamado Sagal. Allí nos atendieron muy bien y comimos una de las mejores carnes que me he comido. Muy buen sitio. De allí salimos casi a las 5:30 para ir a la casa de mi amigo que queda cerca del CC Santa Ana. Tratamos infructuosamente de conseguir un taxi en la calle ya que en el restaurante nos dijeron que los taxis no llegaban hasta allá a esa hora. Finamente decidimos buscar un hotel cercano, ya que José no estaba disponible ya y no había más taxis en el hotel, para solicitar el servicio a un taxi de servicio especial quien nos hizo el favor de llevarnos al ver que estábamos con un bebé.


En la casa de mi amigo pasamos un rato muy agradable en compañía de el y su familia quienes nos recibieron muy afectuosamente y con el calor de la amistad de hace muchísimos años. Hacía mucho que no nos veíamos así que nos pusimos al día. Llegamos al hotel casi a las 9 pm y descansamos hasta el día siguiente. Era nuestra última noche en este viaje así que, mientras los niños dormían, mi esposa y yo aprovechamos para arreglar las maletas. Salí a buscarle un capuchino a Starbucks pero no fue muy buena idea. Me tocó espera casi 20 minutos por el café aunque no había sino dos turnos delante de mí y eran como 4 personas atendiendo. Además el sabor no nos convenció.


Nuestro vuelo de regreso era a las 3:30 pm así que teníamos toda la mañana para aprovechar. Fuimos en un taxi a comprar algunos regalos a la Zona Rosa y luego fuimos hasta el parque del Museo del Chicó donde los niños se divirtieron jugando el resto de la mañana. Regresamos al hotel a eso de las 12:30 para hacer el check out y José Joaquín nos llevó al aeropuerto donde nos registramos con el equipaje y fuimos a esperar nuestro vuelo en el muelle nacional. Mientras esperábamos nos tomamos un café de Oma y unas almojábanas de Santa Helena. El vuelo salió a tiempo, como siempre, y llegamos a casa finalmente para disfrutar del resto de la semana de receso.


RECOMENDACIONES:

  1. Lleve calzado cómodo. El clima de Bogotá invita a caminar. Además no es fácil regresar al hotel por lo que, muy seguramente, pasará todo el día con los zapatos puestos.

  2. Si viaja con niños pequeños no olvide llevar el coche pero que sea tipo sombrilla para que no se encarte. Si el niño se cansa se va a sentar sin poner problemas en el coche y así no va a tener que cargarlo todo el camino.

  3. Al momento de hacer la maleta considere dos pintas por día para los niños más pequeños. Lleve un morral ya sea como pañalera ara los más pequeños o para llevar la ropa extra, cámara, cargador de celular y otras cosas que vaya a necesitar.

  4. De preferencia contrate el transporte con el servicio especial que le ofrecen en el hotel. Puede pagarlo con la cuenta al final de su estadía y es más cómodo y seguro. Si los trayectos son cortos y hay disponibilidad de taxi confiable puede tomarlo.

  5. Elabore un plan de viaje diario para que le rinda el tiempo y sepa a donde va a ir y cuanto se va demorar. De esta manera usted logrará optimizar el tiempo.

  6. Siempre levántese temprano. Consulte los horarios de apertura y cierre de los sitios que va a visitar y el del desayuno del hotel para que no se le haga tarde. Recuerde que los niños siempre se van a demorar más de lo que usted desea y sólo va a tener un baño para hacer todo.


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