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MI EXPERIENCIA EN BISTRO 51

  • Luis Felipe Buitrago
  • 15 feb 2016
  • 7 Min. de lectura

Ha sido una semana bastante difícil y de bastante trabajo. Tanto mi esposa como yo estamos muy estresados por nuestras respectivas ocupaciones. Queremos salir a distraernos y relajarnos olvidándonos de cualquier cosa que nos haya complicado la semana y comenzamos a ver a dónde vamos a ir a comer. Queremos un sitio agradable, con buena música y buen ambiente para celebrar con nuestro hijo de 8 años su excelente rendimiento escolar. Dadas estas condiciones decidimos ir a Bistró 51 a disfrutar sus deliciosos platos preparados en horno de leña. Llamamos al 3785415 para hacer la reservación, pero estaba ocupado el teléfono así que intentamos llamar al celular 3002744566 donde tuvimos éxito y logramos nuestra reserva ya que estaban llenos ya.


Tomamos rumbo a la Cra 51B No 79-324 de la bella ciudad de Barranquilla, donde queda el restaurante. Nuestra reservación es para las 9:00 pm así que salimos teniendo en cuenta el tráfico a esa hora de un viernes. Tuvimos suerte y conseguimos parqueo justo al lado del restaurante. Nos recibió Iván, uno de los propietarios quien siempre se encuentra dando su atención personalizada a sus comensales. En el exterior hay una terraza con varias mesas que con el clima de las noches de esta época del año resulta bastante agradable. Adentro es diferente, tiene un ambiente increíble cargado de detalles que realzan un estilo ecléctico marcado por sus paredes, unas de cemento pulido, otras de ladrillo a la vista y complementadas con piedras y grandes espejos que dan una calidez única al lugar. Es estrecho pero sumamente acogedor y lo remata la pared de vidrio que divide el comedor de la cocina donde se aprecia en todo su esplendor lo que fuimos a buscar: el horno de leña.


La disposición de las mesas hace que uno se sienta cerca de todos pero a la vez nos permite tener nuestra privacidad. La música es relajante y apropiada para conversar. Y los sofás que acompañan algunas mesas invitan al romanticismo de las parejas o a la integración de los amigos. ¡Qué buena elección de ambiente!



Rápidamente llegó el mesero que nos atendería en esta noche. Cabe anotar que es la primera vez que vamos a este restaurante por lo cual necesitábamos asesoría en el menú. Las opciones sonaban buenas todas y era realmente muy difícil poder escoger. Se encuentran mariscos, pescados, carnes, pastas, pizzas, con diversas presentaciones pero todas con algo en común, comida gourmet. El mesero era nuevo y aún no se sabía la preparación de todos los platos, pero muy diligentemente trajo a nuestra mesa a Iván, quien nos aclara que todos los platos de la carta pueden ser entradas o platos fuertes y que la especialidad de la casa es todo lo que sea al horno de leña. Dicho esto, nos sugiere como entrada su plato estrella, el pulpo al Pesto que es pulpo al grill bañado en pesto sobre puré a la Joel Robuchon y chutney de papa morada. Ante su entusiasmo al hablar del plato no tuvimos ninguna duda y al finalizar su explicación de cómo viene preparado el pulpo ya nuestra decisión estaba tomada: nuestra entrada sería el pulpo muy a pesar de ser amantes del carpaccio y del ceviche que también aparecen en la carta además de unas ensaladas que suenan deliciosas.


Siguió en su explicación de la carta pero mi esposa lo interrumpió con su selección de plato fuerte: el lomo Kate. Mi hijo es un amante del salmón, el róbalo y de la buena carne pero se dejó seducir por lo que leyó en la sección de pizzas del menú. Pidió la pizza cuatro quesos sin dejarse tentar por los Black Label Sliders, 3 pequeñas hamburguesas preparadas con carne black angus certificada, panceta ahumada y alioli especial. Por último yo escogí el lomo a la leña aunque las opciones me llevaban a través de la brocheta Mar y Tierra, el Chicharrón de Mariscos, los Raviolis de Langosta y Blue Crab, el Salmon y el cochinillo a la Leña, Arroz Vasco y el New York Strip Steak. La verdad no fue una decisión fácil ni rápida.



El lomo Kate es un plato al wok que consiste en lomo en cuadros en salsa de especies hindúes y un toque de coco acompañado de arroz jazmín. La pizza cuatro quesos es elaborada con una masa delgada de gluten con queso azul, tilsit, comte y ricota, con cebolla chalote. Y el lomo a la leña es un corte grueso de lomo de 250gr en anillo que se sella y se lleva al horno de leña y se baña en salsa demi glace acompañado de puré de patatas trufadas y queso mascarpone. Las bebidas fueron naturales de una variedad de jugos ofrecidos de los cuales seleccionamos mango viche y maracuyá. Obviamente una pizza se acompaña mejor con una gaseosa.


Lo primero en llegar a la mesa fueron las bebidas. El jugo de mango viche que pidió mi esposa estaba muy bueno. Es un sabor distinto pero bastante agradable y cuyo ácido ayuda a preparar las papilas gustativas para la fiesta de sabores que vendrá a continuación. Mi jugo de maracuyá estaba en su punto, ni ácido ni dulce, estaba delicioso y el sabor de la maracuyá resaltaba sobre el del azúcar permitiendo sentir lo natural del jugo.


Es importante saber escoger la bebida que va a acompañar nuestra comida ya que si tiene un sabor muy fuerte o muy dulce va a afectar la percepción del sabor de nuestra comida. Es preferible tomar jugos ácidos, agua o vino para que esto no suceda. La acidez del vino ayuda a resaltar los sabores. La cerveza abre el apetito y su sabor amargo ayuda a que la lengua tenga listas las otras papilas gustativas para aplacar lo amargo resultando en una buena acogida de otros sabores. Lo que si se debe evitar es el dulce. Pregunte al mesero por los vinos que tienen a disposición, según lo que vaya a comer.


Mientras conversábamos alegremente dejándonos contagiar del ambiente festivo que se sentía, llegó nuestra primera gran sorpresa de la noche, el pulpo. La presentación es totalmente provocativa. Tuve que aguantar a mi esposa para poder tomar la foto que aparece publicada porque las ganas de partirlo y disfrutarlo eran grandes. El olor del pesto impregnaba el ambiente de la mesa y se sumaba ese olor característico de la leña. No demoramos mucho en tenerlo en nuestros platos y disfrutarlo. La primera sensación es al partirlo ya que es crocante por fuera y después se parte suavemente. Pero al llevarlo a la boca los sabores se funden y logran una apoteósica reacción donde me imagino todas las papilas gritando al unísono pidiendo más. La suavidad es única, realmente suave como si estuviera comiendo un trozo de pollo o de cerdo pero nunca de un pulpo. Eso marca totalmente el plato ya que la característica de los moluscos es que sean un poco cauchudos. Realmente un plato para recomendar.



No habíamos terminado aun cuando llegó la pizza ofreciendo un aroma diferente al de la pizza tradicional. Su masa blanca dejaba apreciar su suavidad; su color permanecía ya que no lleva base de tomate, sino aceite de oliva, los quesos y la cebolla. Definitivamente un sabor espectacularmente suave a pesar de sus ingredientes. El horno de leña le deja impreso un aroma único que se funde con el de los quesos y la masa queda crocante en su borde y suave hacia el centro. Una delicia total.


Estando todavía absortos por el pulpo, el cual comimos despacio para disfrutarlo plenamente, llegó el lomo Kate con una estela de aromas enmarañados que le daban un toque misterioso al plato ya que sus aromas se funden en uno solo que se siente cargado y fuerte pero bastante apetitoso generado delicadamente en un halo que sale del plato y llega hasta nuestra nariz. Qué forma de saborear el coco con las especies hindúes y la carne. El arroz jazmín aporta suavidad y textura al deleite. Este plato tiene dos formas de comerse, puede comer cada bocado acompañado de arroz o puede voltear el arroz sobre la carne y dejar que este absorba su salsa para dar el mismo efecto de matiz a la comida. Cabe destacar que este fue el plato que más le gusto a mi hijo.


Inmediatamente llega el Lomo a la Leña. Quede sin palabras. La presentación del plato es esplendida y totalmente llamativa a los sentidos. Lo tuve frente a mí tratando de saber por dónde iba a comenzar un par de minutos. Finalmente decidí que el arte con que emplataron sólo debía durar hasta que comenzara yo a comer así que eso hice. Pedí mi lomo a término ¾, jugoso y tierno pero sin estar rojo. Cuando corte con el cuchillo percibí lo tierno del lomo y pude ver su color rosado pálido en los bordes y un poco más fuerte al centro. Fue dejado al punto exacto que pedí y para eso se debe saber hacerlo.



Terminamos la cena y ya estábamos bastante cansados y con el apetito saciado hasta que mi hijo reclamó que no podía irse sin su postre. Pidió algo que me pareció que era muy simple pero eso quiso él y yo me equivoqué. Pidió una bola de helado de vainilla. La verdad es que no pude identificar qué era, pero tenía una suavidad única y estaba acompañado de unos brotes sencillamente deliciosos. El remate ideal.


Dimos por terminada la noche y nos retiramos del restaurante. A esa hora ya muchos estábamos saliendo, éramos la segunda oleada de comensales y ya comenzaban a llegar los de la tercera oleada, el ambiente se torna más nocturno aún y la gente llega vestida diferente, con pintas de rumba. Allí están hasta las 3 o 4 de la mañana, según los clientes sigan. Para ir, recuerde que puede reservar con anticipación para evitar llegar y que no haya lugar. Reserve según la hora que puede cumplir, en casi ningún sitio le van a reservar la mesa por mucho tiempo más de la hora acordada. Si va sin reserva puede tomar un aperitivo, un coctel u otra bebida en la barra de la entrada mientras espera. No se desespere, vale la pena.



Fotografía: Archivo personal


 
 
 

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