top of page

LA NOBLEZA HUMANA

  • Maria Mercedes Acosta
  • 20 mar 2016
  • 3 Min. de lectura


En todo momento de nuestras vidas debemos mantener una relación de lo que nos hemos propuesto y lo que hemos logrado. Mirar siempre lo que queremos hacer y lo que nos limita llegar a lograrlo. Un objetivo ineludible siempre debe ser el lograr mejorar nuestra condición como seres humanos y esto, definitivamente, nos lleva a mirar hacia nuestro interior.


Nuestro espíritu goza cuando damos de nosotros mismos, el ser nobles nos lleva a la felicidad. A esa felicidad del alma que no se puede comparar con nada. Por esta razón, el trabajar en la nobleza es tan gratificante.


Hacemos de la nobleza humana un estilo de vida cuando honramos a los que nos rodean, cuando somos pacientes con los otros, cuando estamos dispuestos a brindar hospitalidad emocional, cuando oramos por los demás, por quienes nos persiguen y por quienes nos juzgan, cuando miramos con ojos de amor así nos hayan herido, cuando tomamos la decisión de perdonar, que definitivamente es el acto de renunciar a tomar represalias por lo que nos hicieron.


Dirán que esto es muy difícil. La verdad, es que haciéndolo con nuestras fuerzas, pensando que lo podemos todo sin ayuda, realmente es casi imposible. Por todo esto, Jesús debe ser nuestra inspiración y modelo, quien, lleno del Espíritu Santo, logró todo eso y más durante los años que estuvo acá en la tierra.


Cuando leemos la parábola del buen samaritano, nos damos cuenta, que el que menos se espera, es quien da un poco más de sí:


25 En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:

—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?


26 Jesús replicó:

— ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?


27 Como respuesta el hombre citó:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”


28 —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.


29 Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús:

— ¿Y quién es mi prójimo?


30 Jesús respondió:

—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.


31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo.


32 Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo.


33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él.


34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.


35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.”


36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?


37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.

—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.



Se tu quien marque la diferencia con los demás que te rodean. Se tu quien se atreve a romper el molde y a actuar. Con la ayuda del Espíritu Santo, quien está aquí con nosotros puedes hacer cosas inimaginables que en tus fuerzas jamás lograrías. La recompensa: la gracia de Dios sobre ti sin mencionar el gozo en tu corazón.


Eres noble al ser humilde, haciendo toda acción de bien sin egoísmo o vanidad, considerando a los demás; viviendo en armonía con los otros, sin arrogancia, sino siendo solidarios con los necesitados; “Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios” (1 Pedro 3: 3-4).


La sabiduría proviene de la humildad, se sabio, mediante obras que demuestran tu buena conducta.


Debemos proponernos tener una meta diaria de “La Buena Obra del Día”. Identifiquemos lo que podemos hacer por alguien todos los días y así este año definitivamente marcará la diferencia en nuestras vidas.


Y por ultimo les digo, HACIENDO LO BUENO, NADA LES VA A FALTAR.


 
 
 

Comments


Who's Behind The Blog
COMPARTE EN REDES SOCIALES
  • Facebook Social Icon
  • Twitter Social Icon
bottom of page