¡HOY DECIDÍ VIVIR!

Maria Claudia García
20 abr 2016
2 Min. de lectura

Es realmente importante creer en ti, amarte, valorarte y consentirte, porque eres la única persona que te acompañará el resto de tu vida.

En la mayoría de los casos creemos que nos queremos y cuidamos lo suficiente. Pero estamos concentrados en lo que nos falta, en lo que necesitamos, en nuestros miedos, deseos y nuestras angustias personales del día a día. A tal punto que nos dejamos llevar por la cotidianidad, envueltos muchas veces en el tráfico, el stress, los problemas, las enfermedades y las tristezas.

Nos olvidamos de crecer como personas y desarrollar nuestras habilidades más puras. Vamos por el mundo sin ponerle amor a lo que hacemos, sencillamente caminando por la vida sin disfrutar el paisaje, los olores y los deliciosos sabores de nuestro recorrido.

Ni siquiera miramos a los ojos a los que decimos querer tanto. Nos olvidamos de ser y sentir, de respirar conscientemente, de hablar con el corazón en la mano y tocar con el alma a quienes nos rodean.

Quiero eso… ¡Deseo con todas las fuerzas de mí alma vivir a plenitud! Dejar de necesitar que me amen, que me den, que me ayuden. Quiero dejar de culpar a mi pareja, a la economía, al clima, a mi jefe, a mis padres, a mi amiga, a mis hijos o al planeta entero por lo que me pasa.

Lo que me pasa es el resultado de mis acciones, de mis decisiones, de anteponer el miedo al amor, de escuchar la voz de mi ego todas aquellas veces que me dijo que eso no era suficiente, que al final todo saldría mal, que yo merecía esto o lo otro.

Hoy por fin me detengo y le contesto a esa voz cruel que me habla todo el tiempo diciéndome que no soy buena, le digo que me deje tranquila. Yo me quedo con la paz y la tranquilidad de Dios. Del Dios que me ama como soy, que me perdona y que cree en mí, que cree que puedo lograr la misión que él me ha dado de ser feliz.

Prometo a partir de hoy bendecir mi historia y bendecir a todos aquellos que, como tú, hacen parte de ella. Prometo vivir amando, amando de verdad, dando sin esperar, ayudando al que lo necesite, respetando y dándole el verdadero valor a las personas y a los momentos; prometo intentar con toda mi consciencia disfrutar de mi instante presente sin armarme películas del futuro o recordar las aventuras trágicas del pasado.

A ti que me lees perdóname si pase por tu lado y no te di una sonrisa, si nos tropezamos y no pedí perdón, si fui grosera o te ignore, si te hable mal, si no te ame, si no te ayude. No estaba viviendo, iba de largo por la vida, hasta hoy.

“Tuya es la energía que construye tu mundo. No hay limitaciones excepto las que tú crees”. Jane R