top of page

POR LOS NIÑOS

  • Mauricio Buitrago More
  • 2 ago 2016
  • 3 Min. de lectura

Recordando mis años de adolescente, llegó a mi mente aquel poema breve y de exquisita sensibilidad que produjo la inolvidable poetisa Gabriela Mistral y explorando en la memoria de aquellos tiempos deduje que la escritora chilena mostraba en su colección de versos una asombrosa capacidad de vidente, porque llega en sus obras al lector de hoy dando la sensación de haber nacido en nuestros días. "Piececitos", se llama la joya literaria que produjo en los albores del siglo pasado la gran maestra y premio nobel de literatura, quien, si hubiese nacido en esta era, hubiera concebido esos piececitos emergiendo de un mar de lágrimas y azotando con su verso a todos aquéllos que, en actos de lesa humanidad, atropellan por doquier y sacrifican hasta con la muerte a muchos niños tiernos e inocentes, destruyendo de un tajo todas sus ilusiones, la tranquilidad de su hogar, su destino y la alegría de vivir en su entorno, sea en la pobreza o en el esplendor, mientras en la faz de la tierra todo ello pasa desapercibido.


Ese comportamiento depredador de los sádicos, los violadores y asesinos, de los padres y padrastros que no los soportan, de quienes creen que los niños les pertenecen y se comportan como si habitaran en el ámbito de una sociedad primitiva o cavernaria, con un maltrato inmerecido e injustificable. ¡QUE NOS PASA! ¿Qué pecados han cometido esos inocentes infantes para merecer tamaños holocaustos?


es.slideshare.net


El leer a esta prodigiosa mujer nos mueve a la conciencia y nos motiva a promover una mayor protección a la infancia. Basta con leer los medios periodísticos, la televisión, la radio, las redes privadas, etc. que cada día nos muestran raptos o secuestros, desapariciones, robo de recién nacidos e infantes, violaciones, asesinatos, maltrato intrafamiliar y otros graves males en los que las víctimas son los niños, para comprobar lo grave de esta situación extendida por todos los cinco continentes. No pasa un día sin que nos enteremos de la ocurrencia de uno o más de estos dramas.


¿Y qué hacemos?.... Hagamos la limpieza de nuestras conciencias, veamos qué podemos hacer, como comunidad, como país, como seres humanos, para evitar esa serie de crímenes que en su gran mayoría quedan diluidos en la impunidad y sólo permanecen en la memoria de esos niños maltratados que han sobrevivido para conservar por siempre en su cerebro tales actos de crueldad, humillación y denigración, diluidos en la impunidad, dejando una huella imborrable de vergüenza y de dolor que los acompañarán toda su vida.


¡Basta ya! Hagamos algo, alcemos nuestra voz para que se escuchen los lamentos represados de esos niños y las angustias perdurables de sus padres y familiares; seamos eco de esas torturas y clamores para que las autoridades pertinentes en cada país, en cada ciudad, en cada municipio o aldea, en cada lugar del universo tomen realmente cartas en este asunto.


Que todo no resulte en expedir leyes, firmar tratados y anunciar promesas que no se cumplan; que todos pongamos el pecho para que nunca más los niños sean maltratados, robados, violados, torturados, denigrados, obligados a pedir limosna para personas indeseables que los explotan, para que no tengan que vivir niños en la calle, para que las madres que no merecen ese título no los abandonen en los basureros, para que estos niños sean recibidos en lugares adecuados y especializados que los alberguen decentemente, para que no se les sacrifique en inmolaciones absurdas, para que no se les utilice para comerciar las drogas, para que no sean reclutados para efectuar una guerra que ellos no han provocado, para que no funjan de sicarios, para que puedan vivir en vez de morir contra su voluntad o de servir a los sádicos para satisfacción de sus instintos imperdonables y hasta de ser víctimas de sus compañeros como sucede actualmente en los colegios.


No podemos seguir maltratando a los infantes, a esos angelitos que creó Dios para fines superiores. No podemos ser indiferentes a esto porque no estamos hablando de objetos sino de seres humanos. Lancemos un grito de protesta A TODA LA HUMANIDAD porque ella no puede seguir ostentando este nombre mientras subsista el trato degradante que se le está dando a esos angelitos.


Gracias Gabriela Mistral, por haberme inspirado esta noble causa que cada niño que haya perecido o sufrido esas vejaciones seguramente imploró en esos momentos trágicos de indecible pavor: ¡Socorro, por favor Ayúdenme!



 
 
 

Comments


Who's Behind The Blog
COMPARTE EN REDES SOCIALES
  • Facebook Social Icon
  • Twitter Social Icon
bottom of page